14/11/13
6/6/13
QUE ALGO QUEDARÁ
CRÍTICA CHILENA
Por Óscar Barrientos Bradasic
Dice Foucault en su siempre actual Historia de la locura que
una de las medidas que se implementó para deshacerse de aquellos a quienes
denominaban “locos”, consistía en embarcarlos en un navío y abandonarlos a la
deriva. Poco o nada se supo del destino de estas personas que enfrentaron los
vientos salados del mar y también los vientos de las geografías alienadas que
albergaban sus laberintos mentales. He llegado a concebir la novela como un
artefacto que se liga, en ocasiones, a
ese navío sin destino tripulado por hombres que ya no están en la realidad. Es
la sensación que me queda después de leer Que algo quedará (Piedra de Sol
Ediciones, 2011) del escritor platense Jorge Goyeneche.
En su novela funciona el enajenamiento en el sentido más
literal del término, es decir, hacerse ajeno.
Si Enrique Lihn en su antologado cuento Huacho y Pochocha
construye la historia de una pareja proletaria en torno a referentes
imaginarios, Goyeneche en su novela cede el timón a un narrador que le entrega
a la ficción el cetro de la real, no entendido como lo absoluto, sino en tanto
operación simbólica capaz de patentar las paradojas que ofrece la contemplación
y el ejercicio de la escritura.
dirigida por Luis Martinez Solorza.
CRÍTICA CHILENA
A BORDO DE UNA INTENSA MENTIRA NOVELESCA
"Que algo quedará", de Jorge Goyeneche (Piedra de
Sol Ediciones, 2011)
Con este novelista nos acostumbramos el quiebre prosístico y
la metalepsis, no un narrador que todo el tiempo se encuentra prestigiando lo
que está diciendo. Allí, en esa zona nebulosa y frágil que es la construcción
novelesca, Jorge Goyeneche se la juega
por hacer de la incertidumbre narrativa un puente mecano, una diestra
maquinaria de incertidumbres, un Deus et machina. Goyeneche, de manera
magistral, logra que la autobiografía sea una caja de resonancia donde conviven
varias voluntades y tradiciones.
De esta manera, Riki, el personaje que colecciona y se
solaza en la enciclopedia de lo inútil parece de pronto representar la cháchara
interminable, la discursividad corrosiva, el triunfo del significante por sobre
el significado. En su antípoda, Marigé, tan historizable como ficticia, se
arroja en las selvas de la ausencia, mientras el narrador reconstruye la
historia de la violencia en Guatemala. Personajes que se internan en la
realidad con el dispositivo de la novela o de los relatos que estallan como
bombas en el lomo de lo documentable. Montar y desmontar, la utilería textual y
el vértigo que conlleva las transformaciones alegóricas. El juego borgiano, a
fin de cuentas, sugiriéndonos que todo autor inventa a sus precursores.
En tiempos como los que corren, donde todavía cierta
narrativa se esmera en adoptar la actitud de depositaria de verdades o de contenidos
ontológicos, la novela de Goyeneche apuesta por el diseño conjetural de
escritura. La prosa está allí dispuesta para desdibujar anales y documentos,
para observar cómo la ficción absorbe lo real a la manera de una niebla
definitiva, la unión de los contrarios como diría patafísicamente Jarry.
¿Cuál es el sentido de la novela? A esta pregunta sólo
podemos agregar nuevas preguntas. La mantención del conflicto parece ser el
credo irrenunciable. Probablemente tripular el navío de la enajenación tiene
que ver con eso, olvidar el destino del viaje y dejar que los personajes
dialoguen con el poder de sus sombras o de sus pesadillas. Que algo
quedará es una novela notable que se
impregna en la retina del lector dispuesto a embarcarse en la perplejidad escritural.
Proyecto Patrimonio— Año 2013 A Página Principal | A Archivo Óscar
Barrientos Bradasic | A Archivo de
Autores |
www.letras.s5.com: Página chilena al servicio de la culturadirigida por Luis Martinez Solorza.
e-mail: letras.s5.com@gmail.com
10/5/13
24/4/13
http://blogs.infobae.com/borges-del-futuro/2013/04/04/almirante-de-sal/
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